Los villanos de la ciberguerra: estos son los países que más atacan (y los mercenarios que les hacen el trabajo sucio)

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Una mañana cualquiera, en una cumbre internacional, los presidentes del Gobierno de dos países distintos se dan la mano y charlan efusivamente. La situación no sorprende a nadie, ya que son dos países aliados y han colaborado infinidad de veces. Lo que quizá sorprenda más es que esa misma tarde, apenas unas horas después, se haga público que uno de esos dos países lleva meses ciberatacando al otro para espiar sus comunicaciones, acceder a sus secretos estratégicos y perjudicar a sus empresas.

Esta situación, aunque nos la acabemos de inventar, no tiene nada de irreal. En realidad sucede a diario. Es lo que tiene la ciberguerra: que ya no sabes si tus aliados en el mundo offline pueden ser tus enemigos en el online. Y, como hemos podido ver esta semana en el capítulo 8 de El Enemigo Anónimo, todos los países son atacados… y todos atacan. No hay más que ver cómo los ciberataques geopolíticos entre países no paran de crecer cada año.

Estos son los villanos de la ciberguerra

La semana pasada hablábamos de los países más perjudicados por la ciberguerra, pero ¿y los más beneficiados? Si vivimos en ciberguerra, ¿quiénes son los mayores cibervillanos? Para Yolanda Quintana, «en este top estarían Estados Unidos, Rusia, China, Corea e Irán: son los países que controlan un mayor número de tecnologías para una parte esencial de la ciberguerra, que es la guerra de la información, y también tienen a los mayores expertos».

El pronóstico de Andrea G. Rodríguez es similar: «Los que suelen estar siempre en el grupo son China y Rusia, pero también podríamos incluir a Estados Unidos, Israel o Corea del Norte. Son países que han demostrado tener grupos de personal capaz de desarrollar operaciones de penetración en muy pocos segundos. Con cifras tan locas como, por ejemplo, los rusos, que pueden hacerlo en 20-25 segundos«.

Las elecciones de nuestros entrevistados no difieren demasiado de las apuestas generales. Privacy Affairs se hace eco de los ataques geopolíticos más frecuentes en los últimos años y, como vemos, en los primeros puestos aparecen los sospechosos habituales:

Si obviamos a los países atacados y nos centramos en los atacantes, de nuevo, China, Rusia y Corea del Norte aparecen a la cabeza del ránking:

¿Podemos tomar estos datos como absolutos e inequívocos? En realidad no, ya que responden a los ciberataques cuyo origen se conoce; los desconocidos, evidentemente, quedan en la sombra y dejan la duda de si hay algún país que debería aparecer más arriba en el ránking y no lo hace porque consigue no ser descubierto (al menos de manera oficial).

En cualquier caso, resulta interesante analizar varios países juntos y ver cómo ha evolucionado el número de ciberataques que se les han atribuido en los últimos años. La siguiente tabla recoge los ataques con origen en China, Rusia, Corea del Norte, Irán y Estados Unidos entre 2008 y 2018:

Pero lo más interesante, sin duda, es ver a dónde dirigen sus ‘armas’ estos atacantes. Como podemos ver en los siguientes gráficos, los conflictos geopolíticos de cada país tienen una relación directa con los destinos de sus ciberataques (una curiosidad: Estados Unidos es el único que se ‘autoataca’):

¿Villanos o héroes? Depende de quién lo mire

Estamos usando el término ‘cibervillanos’ para referirnos a los países qué más ataques ejecutan, pero lo cierto es que en este asunto resulta complejo decidir quiénes son los buenos y quiénes los malos. ¿Por qué? Porque todo depende de nuestras propias afinidades y de la perspectiva política desde la que miremos.

«Entre los cibercriminales más buscados del FBI hay generales condecorados del ejército chino. Para los chinos, ¿son delincuentes? No, allí son héroes nacionales»

Daniel J. Ollero (El Mundo)

«Si tú te vas a la lista de los cibercriminales más buscados del FBI», nos cuenta Daniel J. Ollero, «ahí te encuentras a señores con uniforme militar que son generales condecorados del ejército chino. Esa gente tiene unos cartelitos muy parecidos a los que hemos visto en las películas del lejano oeste, del ‘Wanted’, ‘Se ofrece una recompensa’, se dice quiénes son, y es gente a la que le caerían condenas de muchísimos años de cárcel. Pero, para los chinos, ¿un general condecorado es un villano? ¿Es un delincuente? No, allí son héroes nacionales«.

«¿Quién es el bueno y quién es el malo?», se pregunta Luis Fernández. «Quienes aún tenemos memoria nos acordamos de que Obama espiaba a Angela Merkel, por ejemplo. Entonces, ¿cuáles son mis amigos o mis compañeros de viaje? Todo depende de los intereses».

Y es que, como reconoce Marilín Gonzalo, «nos gustaría encontrar un gran cibervillano para ponernos todos en contra de él y decir ‘Esto es blanco, esto es negro, estos son buenos, estos son malos’, pero no es tan fácil».

El atacante oculto: mercenarios que se venden al mejor postor

Pero cuando un país es ciberatacado, no necesariamente recibe el ataque de otro país. O mejor dicho: recibe un ataque ordenado por otro país, pero quienes lo ejecutan son otros: los llamados cibermercenarios.

«Hay una serie de grupos no estatales que se venden al mejor postor, aunque hablen ruso, chino o el idioma que sea», nos cuenta José Manuel Ávalos, que reconoce que «los gobiernos están detrás de estos grupos para realizar distintos ataques». Y es que «en el momento en que entras en estos conflictos no convencionales tienes actores no convencionales detrás. Muchos países necesitan hacer acciones que no pueden asumir como propias de su Estado y recurren a estas organizaciones o empresas que hacen este tipo de actividades sin usar su nombre», añade Txarlie Axebra.

«Hay una serie de grupos no estatales que se venden al mejor postor, aunque hablen ruso, chino o el idioma que sea»

José Manuel Ávalos (Telefónica)

¿Y quiénes son estos grupos de cibermercenarios al servicio del primer gobierno que pase por delante y les pague una cantidad millonaria de dinero? El CCN-CERT recurre a un listado internacional para nombrar a los más activos de este 2020:

Y es que los actores de ataque, en definitiva, pueden ser variados. Pueden ser gobiernos que den más o menos la cara o, en algunos casos, son los grupos de cibermercenarios los que se venden al mejor postor. El objetivo, en cualquier caso, siempre es el mismo: atacar geopolíticamente a los países rivales.

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España está en ciberguerra: quién nos ataca, por qué y qué métodos utiliza

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El 7 de marzo de 2011, el español David López Paz se plantó en la RootedCON con un hallazgo impresionante: había encontrado un afuste de misiles, lo había hackeado y había podido cambiar las coordenadas a las que se disparaba esos misiles. (Si quieres más detalles, mírate esta slide, especialmente la diapositiva 42.)

Para lograr esto, López Paz se tiró una cantidad de tiempo indeterminada escaneando servidores vulnerables en todo internet. Su investigación demostró que, en el desarrollo de la ciberguerra, el hacking puede servir para hacerte con las armas de tu enemigo sin haberte gastado ni el 1% de su dinero. Y todos los países del mundo son vulnerables a este tipo de prácticas. España, por supuesto, también.

Los ataques se duplican en apenas tres años

Nuestro país no es ajeno a la ciberguerra que hay en todo el mundo. En el informe Ciberamenazas y tendencias 2020, elaborado por el CCN-CERT, queda constancia de cómo los ataques críticos a España han ido creciendo de manera exponencial en los últimos años:

Dentro de esos ataques, además, observamos un aumento en su gravedad: los ataques críticos, muy altos y altos crecen, mientras que los medios y bajos van perdiendo protagonismo:

¿Quién nos ataca? Estados y cibermercenarios

¿Quién puede querer ciberatacar a un país como España? El CCN-CERT identifica hasta cinco tipo de perfiles interesados en ejecutar ataques geopolíticos hacia nuestro país:

LOS QUE ATACAN A ESPAÑA
1.- Estados y cibermercenarios.
Los más peligrosos. Suyos son los ataques de mayor gravedad y riesgo, acudiendo tanto al ciberespionaje como a las acciones híbridas, la interrupción de servicios e incluso la manipulación de sistemas.
2.- Ciberdelincuentes. Similar al grupo anterior, aunque sin motivaciones necesariamente geopolíticas. Eso sí, su marco de actuación y delitos, aunque ligeramente menos grave, es mucho más numeroso.
3.- Ciberterroristas. Por suerte, según el CCN-CERT, todavía no representan un altísimo peligro, limitando sus acciones al sabotaje.
4.- Hacktivistas. Más peligrosos que los ciberterroristas, ya que también recurren a la interrupción de servicios, a la manipulación y al robo de información.
5.- Insiders (personal interno). Sin intenciones necesariamente malas, sus errores conllevan, sobre todo, la interrupción de servicios y el robo de información.

Conviene detenernos en un tipo de atacante concreto: los grupos de ciberdelincuentes generalmente asociados a otros estados. El CCN-CERT identifica en su informe a los siete más activos durante 2019 a la hora de atacar a España:

¿Qué formas de ataque utilizan?

A la hora de atacar, el informe habla de varios métodos:

  • Ransomware
  • Botnets
  • Código dañino
  • Ataques a sistemas de acceso remoto
  • Ataques web
  • Ingeniería social
  • Ataques contra la cadena de suministro
  • Ataques contra sistemas ciberfísicos

De todos ellos, las intrusiones de malware y el código dañino suelen estar a la cabeza:

Sin embargo, fijémonos especialmente en una tendencia al alza: las redes de bots. Según el estudio Botnet Threat Report, de Spamhaus Malware Labs, este método de ataque creció un 71,5% en 2019. El listado de las familias de botnets más activas en todo el mundo dan buena cuenta de este crecimiento:

Lo que se avecina: ataques a farmacéuticas, laboratorios, dispositivos…

En el informe del CCN-CERT también encontramos algunas de las tendencias que el organismo ve de cara al futuro inmediato de 2020. En dichas previsiones apunta a las farmacéuticas y los laboratorios de investigación como las mayores víctimas de los ciberataques geopolíticos que va a sufrir España. Tampoco hay que olvidarse de las intrusiones en redes domésticas, dispositivos conectados o herramientas de teletrabajo.

Fuente: CCN-CERT.

El panorama, por tanto, parece claro. Ningún país del mundo escapa a la ciberguerra sucia que se está librando entre los estados, y España no es ninguna excepción. Los datos demuestran la existencia de ciberataques geopolíticos hacia nuestro país. Dentro de unos años veremos si estábamos realmente preparados para ellos… o si habrá llegado la hora de lamentarse.

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La ciberguerra, en cifras: ciberataques, países más atacados y hacking psicológico

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El debate sobre la existencia (o no) de una ciberguerra es una constante en los últimos años, pero, a tenor de los datos, la ciberguerra es real. Como poco, vivimos en una ciberguerra fría, y ese es el tema que nos hemos propuesto analizar en el capítulo 7 de El Enemigo Anónimo, en el que abordamos cómo de cerca estamos de una Tercera Guerra Mundial, quiénes son los países más atacados, quiénes los más atacantes y cómo se producen estos ataques. Y nos ha quedado una cosa clara: la ciberguerra está cambiando las relaciones de poder. Cualquier país, independientemente del dinero que tenga, puede hacer daño a otro. Mucho daño.

Y es que, aunque «el concepto de guerra que tenemos es un concepto físico», nos cuenta Ofelia Tejerina, «ha ido transformándose poco a poco con el tiempo, después de la Segunda Guerra Mundial, pero ahora la guerra está en la red». De hecho, incide Andrea G. Rodríguez, «desde que el mundo digital entró a formar parte de las agencias de inteligencia y de los ejércitos, podemos hablar de ciberguerra», ya que «se utilizan armas cibernéticas o software maligno para conseguir unos objetivos finales que están dentro de unas estrategias de los países».

Así crecen la ciberguerra y los países más atacados

Al hablar de la evolución de la ciberguerra podemos acudir a varios datos. Varios de los más interesantes los ha recopilado Privacy Affairs, que da buena cuenta de cómo los ciberataques geopolíticos han ido creciendo en la última década. Como muestra un botón: entre 2009 y 2019 han crecido nada menos que un 440%.

Al hablar de las víctimas –al menos de las oficiales y reconocidas– tenemos un claro ‘ganador’: Estados Unidos, que se sitúa muy por delante de los países que le suceden en el ránking: Alemania, Corea del Sur, Reino Unido e India.

Merece la pena detenerse en Estados Unidos. ¿Quién está tan interesado en ciberatacar geopolíticamente al país? Proceden de los habituales países sospechosos: Rusia y China están muy por delante del resto.

La gran ventaja de la ciberguerra: no responder ante tus ciudadanos

En este capítulo de El Enemigo Anónimo cabe detenerse en una de las reflexiones de Txarlie Axebra sobre una de las mayores motivaciones que tiene la ciberguerra: «Los estados son mucho menos auditables por la ciudadanía. Mientras una decisión de invadir un país es algo que tiene que pasar por un Congreso, hacer un ataque como Stuxnet, que paraliza la actividad del programa nuclear de Irán de una forma en la que nunca se hace público quiénes son los estados que han participado, permite que esos gobiernos no tengan que hacer una rendición de cuentas ante sus ciudadanos sobre qué tipo operaciones hacen».

«La decisión de invadir un país es algo que tiene que pasar por un Congreso, pero hacer un ataque como Stuxnet, donde no se sabe quién está detrás, permite que los gobiernos no tengan que rendir cuentas a sus ciudadanos»

Txarlie Axebra

En su opinión, esto «es un problema; como ciudadanía debería preocuparnos que los estados opten por mecanismos que no permitan rendición de cuentas sobre sus acciones». Y es que, como recuerda Jorge Louzao, la ciberguerra «es algo que no vemos, no es como una guerra tradicional donde ves tanques, helicópteros y gente muriendo por las calles, pero tienes a un montón de países atacando a otros».

La ciberguerra lowcost: del SMS al hacking psicológico

A menudo se suele decir que la Tercera Guerra Mundial será online, una frase que alguno tachan de catastrofista. Sin embargo, hay un factor que juega en favor de esta teoría: ya no hace falta tener presupuestos multimillonarios para participar en una guerra, algo que podría verse tanto desde el punto de vista negativo como desde el positivo:

  • El negativo: cualquier país, por pequeño que sea, te puede atacar.
  • El positivo: si los países grandes siempre han aprovechado su poder para atacar a los pequeños, ¿no es justo poder equilibrar un poco la balanza?

Sea como fuere, lo cierto es que la ciberguerra lowcost se ha convertido en la mejor arma para los países con menos recursos. En 2014, Juan Antonio Calles (Zerolynx) y Pablo González (EleventPaths) acercaron este concepto aludiendo a ciberataques de denegación de servicio en países como Georgia y Azerbaiyán. Puedes ver la charla aquí debajo:

Además, ambos compartían algunas ideas sobre cómo los estados con poco dinero podían usar los recursos cibernéticos de sus propios ciudadanos para atacar a otros países. «Si conseguimos que toda nuestra ciudadanía nos apoye cediendo su capacidad de cómputo de sus ordenadores, móviles y sus conexiones de internet, tendremos la mayor ciberarma que pueda tener un país», nos cuenta Calles. Esto «posibilita que casi cualquier estado tenga capacidad de ataque: simplemente debe tener hackers con conocimientos adecuados y que pongan sus conocimientos para ayudar a su país».

«Si toda nuestra ciudadanía nos da la capacidad de cómputo de sus ordenadores y móviles, tendremos la mayor ciberarma que puede tener un país»

Juan Antonio Calles, Zerolynx

Pero no es la única forma de atacar a un enemigo con un escasísimo presupuesto. En nuestra charla con Borja Pérez (Stormshield) pudimos conocer otros ejemplos de ciberguerra lowcost que Ángel Gómez de Ágreda relata en su libro Mundo Orwell: Manual de supervivencia para un mundo hiperconectado.

Técnicas de hacking psicológico con un simple SMS:

  1. El SMS desmotivador. «Mandar SMS a los teléfonos que están en la zona, muchos de ellos de combatientes, con mensajes como ‘Soldado ucraniano: Oriente te considera un traidor, Occidente no se va a acordar de ti'».
  2. El SMS fraudulento. «Enviar un SMS a los combatientes diciéndole que se les ha hecho un cargo en su cuenta de una cantidad grande de dinero».
  3. El SMS desestabilizador. «Mandar mensajes a los familiares de los combatientes diciendo que su familiar ha caído en combate… y justo después iniciar un bombardeo».

Borja Pérez lo tiene claro: «En una situación de estrés, por el propio combate, te están haciendo pensar otro tipo de cosas que te incomodan y no puedes resolver. Esto es el hacking psicológico«. Y todo por una ínfima cantidad de dinero.


«NO SE LE PUEDE LLAMAR ‘CIBERGUERRA’ A ESTO Y ‘OPERACIÓN ANTITERRORISTA’ A LO QUE PASÓ EN DOMBÁS»
Daniel J. Ollero se muestra receloso en cuanto al término ‘ciberguerra’: «Llamamos guerras a cosas que no son guerras; y a cosas que son guerras como lo que está sucediendo en Afganistán, donde mueren 40.000 personas al año, ¿no se le llama guerra? O lo que sucedió hace unos años en Dombás, en el este de Ucrania: desplazamiento de tropas, bombardeos, muertos, heridos, desplazados, gente traumatizada, estrés postraumático… A eso no se le llama guerra, se le llama ‘operación antiterrorista’«.

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Así se puede hackear el sistema eléctrico español y otras infraestructuras críticas

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Jueves, 5 de marzo de 2020. 19 horas. Al escenario de la RootedCON se sube Gonzalo J. Carracedo, consultor de ciberseguridad de la empresa española Tarlogic. Tiene un bombazo que dar: tras una larga investigación, su empresa ha descubierto que más de 13 millones de contadores de luz inteligentes que hay en España tienen una grave vulnerabilidad que puede dejar un barrio entero totalmente a oscuras. Y en apenas unos minutos.

¿Cómo podía ser esto? Investigando, Carracedo y su equipo se dieron cuenta de que cerca de la mitad de los contadores inteligentes que hay en España tenían un sistema de acceso al control con contraseñas genéricas y fácilmente descifrables. Además, los cables eléctricos estaban transmitiendo una información que no estaba cifrada al 100%.

Imagen de los contadores conectados al concentrador de Tarlogic.

Partiendo de esta información, Tarlogic diseñó un pequeño laboratorio en un entorno seguro y se propuso provocar cortes en varios contadores de este tipo mediante una táctica ensayada: en primer lugar, romper las contraseñas y acceder al control de los dispositivos; en segundo, hacer que el suministro se apagase y encendiese sin parar hasta que se produjese un corte espontáneo. Javier Rodríguez, miembro también de la empresa, nos explica el funcionamiento con una comparación sencilla: «Cuando apagas y enciendes muchas veces una bombilla, puede llegar a fundirse. Pues aquí sucede lo mismo: forzamos la infraestructura de la red eléctrica para provocar el corte». Dicho y hecho: en este vídeo puedes ver el experimento a pequeña escala:

«Puedes dejar sin luz a un barrio entero«, nos reconoce Javier Rodríguez en el capítulo 6 de El Enemigo Anónimo. De hecho, la empresa se encargó de notificar esta brecha de seguridad a las energéticas españolas aludidas. Si quieres ver la charla entera de Carracedo, la tienes aquí abajo.

Carracedo no es el primer español que consigue vulnerar la seguridad informática del sistema eléctrico español. Nueve años antes, en marzo de 2011, Rubén Santamarta se propuso echar abajo el sistema eléctrico español mediante otra táctica: acceder a los Controladores Lógicos Programables que dirigen el sistema de la red eléctrica española y cambiar sus parámetros de actuación. Hacía cambios pequeños e intercalados en el tiempo para que no se notasen diferencias bruscas, pero poco a poco, sin que nadie se diese cuenta, iba debilitando el suministro hasta hacerse con el control total. Si quieres, puedes ver su charla aquí.

Sí, en España ha habido ataques a infraestructuras críticas

Los que acabamos de contar son dos ejemplos realizados por expertos que no pretenden tirar abajo nuestro sistema eléctrico, sino mostrar sus debilidades para que sean corregidas. Pero, ¿ha pasado alguna vez lo mismo… con intenciones maliciosas? ¿Ha perpetrado alguien ataques contra infraestructuras críticas españolas… y lo ha conseguido? Lo cierto es que sí.

Al menos así lo asegura Román Ramírez: «En España ha habido intentos de ataques a infraestructuras críticas, y en algunos casos ha habido ataques exitosos. Esto no se comenta en abierto ni se pueden identificar los casos porque te metes en un problema muy gordo pero haberlos los ha habido. Yo he visto en directo cómo se entra a una infraestructura crítica donde puedes hacer determinadas cosas».

Esta teoría la confirma el periodista Manuel Ángel Méndez, de El Confidencial, que asegura que, «fuentes del CNI reconocieron que había habido intentos de penetración de la red eléctrica en España. No es una cuestión de si va a ocurrir, es una cuestión de que ya ha ocurrido, está ocurriendo y va a ocurrir más».

Estos hechos no son precisamente desconocidos para el Gobierno español. El 7 de enero de 2019, el Ministerio del Interior adjudicó a Eulen un contrato de 318.991 euros para reforzar el cuidado de las infraestructuras críticas españolas, ya que, como reconocía el propio Centro Nacional de Protección de Infraestructuras y Ciberseguridad (CNPIC), «el crecimiento de incidentes de ciberseguridad con impacto en los operadores críticos y los servicios esenciales (…) requiere de una potenciación y continuidad que permita operar las 24 horas del día, los 7 días de la semana y los 365 días del año». Este tipo de labores «no puede prestarse directamente por el CNPIC ni por las Direcciones Generales de la Policía y Guardia Civil, al carecer de las capacidades descritas para el tratamiento y la gestión de la ciberseguridad».

España, preocupada por posibles ciberataques

España, al igual que la mayoría de países de todo el mundo, tiene motivos de sobra para preocuparse por la seguridad de infraestructuras críticas que gestionan suministros como el de la luz o el del agua. En nuestro país, de hecho, incluso tenemos cifras que avalan dichos motivos.

Según el Informe de Seguridad Nacional, España sufrió 89 incidentes efectivos (es decir, que realmente comprometieron la seguridad física en los sectores estratégicos) en 2019, frente a los 22 registrados en 2018 y los 54 del año 2017.

Mirando una perspectiva mucho más amplia, el Estudio sobre la Cibercriminalidad en España, editado por el Incibe, muestra unos datos mucho más peligrosos, con miles de ciberataques dirigidos hacia nuestras infraestructuras críticas.

A nivel gubernamental, los posibles ataques a infraestructuras críticas preocupan y mucho. De hecho, la Estrategia de Seguridad Nacional, elaborada en 2017, ya reconocía este tipo de operaciones como una de las que más puede comprometer la seguridad de nuestro país.

Fuente: Estrategia de Seguridad Nacional (2017).

El tema, evidentemente, también preocupa a las diversas empresas. El Cybersecurity Snapshot Global, realizado por Isaca, preguntó a diversos profesionales de infraestructuras críticas qué posibilidades creían que tenía España de sufrir un incidente en el año siguiente. Los datos hablan por sí solo: apenas el 15% aseguró que dicha posibilidad era baja.

Lo que inquieta a todos los países del mundo

Como decíamos, España es un país con motivos para preocuparse, pero no es la excepción, ni mucho menos, sino más bien la regla. «En el mundo cíber hay dos cosas que se temen más que nada: un ’11 de septiembre cibernético’ y un ‘cíber Pearl Harbor’, nos cuenta Andrea G. Rodríguez. «Imaginaos hasta qué punto son vulnerables y débiles».

El miedo a nivel mundial también viene respaldado por las cifras. El Global Risk Report 2020 del Foro Económico Mundial revela que el 76,1% de las empresas cree que el riesgo de ataques contra este tipo de entornos aumentará en 2020, situándose por delante incluso de los ataques que buscan robar dinero o datos.

¿Y cuáles son los sectores de actividad más afectados por posibles ciberataques a infraestructuras críticas? Un informe de la OECD y otro de Hornet Security dan diversos ránkings, aunque tampoco son muy diferentes entre ellos. Ambos sitúan a la cabeza de estos peligros al sector energético.

Para Ofelia Tejerina, «la guerra está en la red. Y no es una guerra global declarada, pero se están librando batallas muy potentes y hay riesgos muy graves con infraestructuras críticas». A este tipo de infraestructuras Andrea G. Rodríguez les añade otro problema: «Muchas están interconectadas, con lo que un ciberataque a una se puede llegar a propagar a otras«. La OECD avala esta información: el 36% de las infraestructuras de sus países son interdependientes de otras, un porcentaje lo suficientemente significativo como para tenerlo en cuenta.

Con todo ello, el resultado es que la seguridad informática de las infraestructuras críticas es un gran foco de criminalidad, pero también de negocio, con un mercado que no para de crecer.

Fuente: MarketsAndMarkets.

La joya de la corona: atacar a EEUU

Si hay un país especialmente colocado en el centro de la diana, ese quizá sea Estados Unidos. No solo por las amenazas ajenas, sino también por la propia sensación interna. Una sensación, no nos vamos a engañar, provocada también por la incesante participación de su gobierno en distintos ataques (su papel esencial en Stuxnet parece fuera de toda duda).

Sea como fuere, en diciembre del año pasado, el President’s National Infrastructure Advisory Council (NIAC), formado por altos ejecutivos de grandes empresas y organismos públicos, instó al presidente Trump a mejorar su estrategia «para prevenir las terribles consecuencias de un ciberataque catastrófico en las infraestructuras energéticas, de comunicaciones y financieras», ya que «las empresas estadounidenses se encuentran en una guerra cibernética que no están preparadas para ganar contra los estados nacionales que intentan interrumpir o destruir nuestra infraestructura crítica».

«Las empresas estadounidenses se encuentran en una guerra cibernética que no están preparadas para ganar»

La preocupación es tal que, desde 1970, el Gobierno incluye en un completo estudio la totalidad de ataques que han sufrido sus infraestructuras críticas, así como su letalidad.

Fuente: Gobierno de Estados Unidos.

Entre los sectores más afectados, los habituales: los servicios de salud pública y los financieros son los que han sufrido más ataques en sus infraestructuras.

Ataques: «Los ha habido, los hay y los habrá»

La protección de las infraestructuras críticas no es sencilla, ya que, como asegura Roman Ramírez, «se soporta en instalaciones que a lo mejor tienen un ciclo de vida de 30 años y con dispositivos que estiras hasta los 30-40 años. Y cambiar un cacharro está muy bien, pero cuando has comprado 20 millones de cacharros, los tienes distribuidos por todo el país y encuentras vulnerabilidades, ¿eso quién lo cambia? ¿Los ciudadanos van a querer pagar 30 euros más en la factura eléctrica para que las empresas los reemplacen?».

¿Hay alguna noticia positiva en este sentido? Sí. Daniel Creus, analista de malware de Kaspersky, recuerda que «hemos conseguido tener cada vez más conocimiento sobre los adversarios, y eso significa que no solamente podemos saber los procedimientos que utilizan para atacar, sino que además podemos intuir si somos objetivos o no en función de movimientos geopolíticos o puros intereses estratégicos».

«No hay que negar la evidencia: tenemos una situación de riesgo. ¿Ataques? Los hay, los ha habido y los habrá. Y esperemos que no haya nada grave ni dramático»

Román Ramírez (RootedCON)

En cualquier caso, «es importante seguir avanzando en ciberseguridad de infraestructuras críticas para estar siempre a la última vanguardia y que no nos pille desprevenidos», nos cuenta David Carrero Fernández-Baillo, cofunder y VP Sales de Stackscale. «Es realmente importante que España y Europa hagan un gran esfuerzo en temas de ciberseguridad porque esta es la materia con la que vamos a poder competir mucho más en el mundo».

Ahora bien, Román Ramírez recuerda que «lo que no hay que hacer es negar la evidencia: tenemos una situación de riesgo, que es que las infraestructuras se pueden atacar. ¿Ataques? Los hay, los ha habido y los habrá. Y esperemos que no haya nada grave ni dramático».

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Nace ‘El Enemigo Anónimo’, la primera serie documental sobre ciberseguridad

Hoy nace El Enemigo Anónimo, un proyecto del periodista C. Otto que se convierte en la primera serie documental sobre ciberseguridad hecha en España.

Hoy abrimos boca con el tráiler del proyecto, que puedes ver al inicio de este artículo. El Enemigo Anónimo constará de 20 capítulos (aquí puedes ver la programación), que se publicarán de dos maneras:

  • Capítulo en Youtube. Duración de 4-5minutos por capítulo.
  • Reportaje extendido. Para complementar el vídeo, con cada capítulo publicaremos en esta web un reportaje extendido en el que trataremos, con mucha más amplitud, el tema tratado. Incluiremos información adicional, gráficos de datos, etc.

En El Enemigo Anónimo vamos a entrevistar a cerca de 40 especialistas en ciberseguridad, programación, derecho tecnológico, cuerpos policiales, cibercrimen, ciberguerra, privacidad, datos, ciberacoso, fake news, propaganda, Internet of Things (IoT) y voto electrónico, entre otras temáticas. Aquí puedes ver a gran parte de las personas entrevistadas.

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